Los bebés son mucho más propensos a enfermar que las personas adultas, durante sus primeros meses su sistema digestivo es especialmente frágil y sensible a cualquier agresión exterior.
Los microbios se desarrollan con gran rapidez en los restos de leche que se quedan en el chupo, el biberón o las roscas y son un caldo de cultivo para muchos gérmenes, por eso debemos mantenerlos limpios y libres de cualquier virus o bacteria.
Después de cada comida limpia los biberones rápidamente para evitar que los gérmenes se desarrollen, debes lavarlos bien con agua caliente y jabón, (una escobilla es un utensilio indispensable), enjuagarlos y luego esterilizarlos. Importante limpiar también las roscas y tapas.
Es imprescindible esterilizar los biberones, chupetes, roscas y tapas al menos hasta el cuarto mes de vida del bebé, incluso algunos pediatras alargan el periodo de esterilización hasta el sexto mes.
Cualquier precaución es poca ya que no nos damos cuenta de la gran cantidad de virus que pueden encontrarse en casa.
Hay que tener en cuenta que la esterilización habrá sido en vano si por ejemplo después de esterilizarlos se cogen los biberones con la mano sin haberlas lavado primero.
Espero que os haya servido de ayuda ;)
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